¿TE AYUDARÍA UN TRAGO?
Al repasar nuestras historias personales de bebedores, pudimos ver que, muchos años antes de habernos dado cuenta de nuestra falta de control, ya estábamos descontrolados, que aun entonces nuestra forma de beber no era una mera costumbre, sino, en realidad, el comienzo de una progresión fatal.
DOCE PASOS Y DOCE TRADICIONES, p. 25
Cuando yo todavía estaba bebiendo, no podía responder a cualquier situación de la vida como lo podía otra gente más sana. El más pequeño de los incidentes me producía un estado de ánimo tal que creía necesario tomarme un trago para adormecer mis sentimientos. Pero el adormecimiento no mejoraba la situación, así es que tenía que buscar nuevo escape en la botella. Hoy tengo que estar consciente de mi alcoholismo. No puedo darme el lujo de creer que yo he adquirido control sobre mi forma de beber - pensar otra vez que he reconquistado el control de mi vida. Tal sentimiento de control es fatal para mi recuperación.
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