Es fácil descuidarnos en el programa espiritual de acción y dormirnos en
nuestros laureles. Si lo hacemos, estamos buscando dificultades porque
el alcohol es un enemigo sutil.
ALCOHÓLICOS ANÓNIMOS, p. 79
Cuando sufro me es fácil mantenerme cerca de los amigos que he
encontrado en el programa. Las soluciones contenidas en los Doce Pasos
de A.A. me alivian de ese dolor. Pero cuando me siento bien y las cosas
me van bien, puede que me duerma en mis laureles. Para decirlo
sencillamente, me vuelvo perezoso y me convierto en el problema en lugar
de en la solución. Tengo que ponerme en acción, hacer mi inventario:
¿dónde estoy y a dónde voy? Un inventario diario me enseñará lo que
tengo que cambiar para recuperar mi equilibrio espiritual. Admitir lo
que encuentro dentro de mí, ante Dios y ante otro ser humano, me
mantiene honesto y humilde.
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