Por la noche, cuando nos acostamos, revisamos constructivamente nuestro
día ...Al despertar, pensamos en las veinticuatro horas que tenemos
por delante... Antes de empezar, le pedimos a Dios que dirija nuestro
pensamiento, pidiendo especialmente que esté disociado de motivos de
autoconmiseración, falta de honradez y de egoísmo.
ALCOHÓLICOS ANÓNIMOS, p. 80
A mí me faltaba serenidad. Con más trabajo del que parecía posible,
aunque me esforzara mucho, cada vez estaba más atrasado. Las
preocupaciones por las cosas que no había hecho ayer y el temor de los
plazos límites de mañana me quitaban la calma que yo necesitaba para ser
eficaz cada día. Antes de dar los Pasos Diez y Once, empecé a leer
párrafos como el citado arriba. Trataba de enfocarme en la voluntad de
Dios, no en mis problemas, y de confiar en que El manejaría mi día. ¡Dio
resultados! Lentamente, pero dio resultados.
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