lunes, 15 de julio de 2013

Reflexión 16 de Julio

UN GRADO DE HUMILDAD 
En cada caso, el dolor había sido el precio de admisión a una nueva vida. Pero este precio de admisión había comprado más de lo que nosotros esperábamos. Esto trajo un grado de humildad que pronto descubrimos que cura el dolor.

DOCE PASOS Y DOCE TRADICIONES, p. 80 

Fue doloroso renunciar a tratar de controlar mi vida, aunque el éxito me había eludido, y cuando la vida se me hacía muy dura yo bebía para escapar. Lograré aceptar la vida como es por medio de la humildad que experimento cuando entrego mi voluntad y mi vida al cuidado de Dios como yo lo concibo. Con mi vida bajo el cuidado de Dios, el temor, la incertidumbre y la ira, ya no serán las respuestas a aquellas partes de mi vida que preferiría que no me sucedieran. El dolor de vivir esos momentos será aliviado por el conocimiento de que he recibido la fortaleza espiritual para sobrevivir.

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