ENTREGA Y AUTOEXAMEN
Mi estabilidad me llegó por tratar de dar, no por exigir que se me diera. Es así como yo creo que puede resultar la sobriedad emocional. si examinamos cualquier disturbio que tengamos, grande o pequeño, encontraremos que en la raíz de éste hay alguna dependencia malsana y su consecuente exigencia también malsana. Renunciemos, con la ayuda de Dios, a estas exigencias paralizantes. Entonces quedaremos libres para vivir y amar; podremos, consecuentemente, ser capaces de dar un Paso Doce hacia nuestra propia sobriedad emocional y la de otros.
EL LENGUAJE DEL CORAZÓN, p. 238
Años de dependencia del alcohol para alterar mis humores me privaron de la capacidad de relacionarme emocionalmente con mis compañeros. Creía que tenía que ser autosuficiente, tener confianza sólo en mí mismo, motivarme a mí mismo y todo en un mundo de gente en quienes no se podía confiar. Finalmente, perdí mi dignidad y me quedé con mi dependencia, falto de cualquier habilidad para confiar en mí mismo o creer en nada. La entrega y el autoexamen mientras compartía con los recién llegados me ayudaban a pedir ayuda humildemente.
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