Si alguien nos lastima y nos enfadamos, también estamos equivocados.
DOCE PASOS Y DOCE TRADICIONES, p 97
¡Qué liberación sentí yo cuando se me llamó la atención sobre esta cita! De pronto vi que yo podía hacer algo por mi ira, podía componerme a mí mismo, en lugar de tratar de componerlos a ellos. Creo que no hay excepciones a este axioma. Cuando estoy enojado, mi ira está siempre centrada en mí mismo. Tengo que seguir recordándome a mí mismo que soy humano, que estoy haciendo lo mejor que puedo, aun cuando lo mejor sea algunas veces muy poco. Así es que le pido a Dios que haga desaparecer mi ira y verdaderamente me ponga en libertad.
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