Continuamos vigilando el egoísmo, la deshonestidad, el resentimiento y
el miedo. Cuando éstos surgen, enseguida le pedimos a Dios que nos libre
de ellos. Los discutimos inmediatamente con alguien y hacemos
prontamente las debidas reparaciones a quien hayamos ofendido. Entonces
resueltamente encaminamos nuestros pensamientos hacia alguien a quien
podamos ayudar.
ALCOHÓLICOS ANÓNIMOS, p. 79
La admisión inmediata de pensamientos o acciones equivocadas es una
tarea muy difícil para la mayoría de los seres humanos, pero para
alcohólicos en recuperación como yo, es difícil por mi propensión al
egoísmo, al temor y al orgullo. La libertad que el programa de A.A. me
ofrece es más amplia cuando, por medio de inventarios asiduos de mí
mismo, admito, reconozco y acepto la responsabilidad por mis errores.
Entonces me es posible lograr una comprensión más profunda y más amplia
de lo que es la humildad. Estar dispuesto a admitir que la culpa es mía
facilita el progreso de mi desarrollo y me ayuda a ser más comprensivo y
útil a los demás.
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