Cuando hablamos o actuamos impulsivamente o a la ligera, la capacidad para ser imparciales y tolerantes y se evapora en el acto.
DOCE PASOS Y DOCE TRADICIONES, p. 98
Ser imparcial y tolerante es una meta hacia la que tengo que trabajar diariamente. Le pido a Dios, como yo lo concibo a El, que me ayude a ser cariñoso y tolerante con mis seres queridos y con aquellos con quienes estoy en estrecho contacto. Pido orientación para refrenar mi lenguaje cuando estoy agitado, y hago una pausa para reflexionar sobre los trastornos emocionales que mis palabras puedan causar, no solamente a otros sino también a mí. La oración, la meditación y los inventarios son la clave del pensamiento sano y de la acción positiva para mí.
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